...en cuanto a los contemplativos, la noche ofrece muchas posibilidades, como dice el gran Basilio. En efecto, ella trae a la memoria la creación del mundo, porque en ella, como entonces, toda la creación se vuelve invisible por las tinieblas. También predisponepara considerar cómo en ese tiempo el cielo no poseía estrellas, estaba cubierto de nubes que ahora han desaparecido. Al entrar luego en la celda y viendo sólo la oscuridad, nos acordamos de esa tiniebla que estaba sobre el abismo. Mas nuevamente, de improviso, el cielo se aclara y, al salir de la celda, el hombre se asombra de ver el mundo de allá arriba y ofrece a Dios sus loas, como está dicho en el libro de Job respecto de los ángeles cuando vieron las estrellas. También contempla la tierra, invisible e informe como entonces, y a los hombres dormidos, como si no existieran. Se siente entonces solo como Adán y celebra al Creador y Demiurgo de la creación, con conocimiento, junto a los ángeles. Cuando hay truenos y relámpagos, considera por analogía el día del juicio y siente las voces de los pájaros como si fueran las trompetas de ese día. Al surgir la estrella matutina y la claridad del alba, considera la manifestación de la preciosísima y vivificante cruz. Cuando los hombres se levantan de sus sueño, ve el signo de la resurrección. En el sol ve el advenimiento del Señor.
Pedro Damasceno, Libro Segundo, vigésimo segundo discurso, Filocalia, Ed. Lumen, v.3; Bs.As. México, 2005, p.244. Imagen: