viernes, 16 de octubre de 2009

La decadencia


En un lugar sin firmeza,
En un lugar sin concordia,
Corrupción, con fiereza
Instaló su colonia.

Del Averno los males convoca al instante
Y listo aparece el desfile enfermante:
El paso lo marca Soberbia envidioso;
Egoísmo le sigue enojado y nervioso.

Ese honor se atribuyen por ser los primeros,
Pero Violencia e Injusticia tampoco son nuevos.
Por miles reivindica su número el Crimen;
Antiguo linaje Traición y Odio exhiben.

Sin mérito o vergüenza, Cobardía alardea.
Mientras Mentira, impúdica, desnuda pasea.
Ignorancia, por amigo, una cátedra recibe
Y a Idiotez, pronto, como ayudante adscribe.

El infernal desfile produce al instante
Indignación y rechazo en cada pensante.
Sin embargo sus voces son pronto acalladas;
Las almas de los buenos parecen sepultadas.

Pesimismo a los justos los brazos ata;
Depresión les invada y de a poco, mata.
Poco le falta al designio infernal:
Si cae Esperanza ya es el final.

(Continuará… O de otro modo dicho, no quedarán así las cosas).


El Portero. “De quejas y otras cuestiones del estilo”, Montevideo, 2007.
La imagen: Picasso, Hombre con Sombrero de paja y helado.

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