El hombre que
ha perdido el silencio, no ha perdido con él sólo un atributo; no, quedó
modificado en toda su estructura”. Donde no hay silencio, no hay palabra
interior. Todo es vocifereación externa, apariencia.
Dónde se
encuentra la presencia de algo importante el silencio es natural, en cambio
donde no hay algo importante, el ruido tiene que llenar el vacío, por aquella
ley de la física antigua que dice natura
habet horrorem vacui, la naturaleza tiene horror al vacío; el vacío que se
produce en la naturaleza enseguida es llenado. Esta es también una ley psicológica:
el vacío se llena siempre con algo. ¿Qué es el ruido en último análisis? Es
relleno de vacíos. Si se suprimiera la música estruendosa en algunas fiestas,
se produciría un aburrimiento intenso. Si se suprime el alcohol, las
excitaciones eróticas, el bochinche, nos quedamos con nada. Entonces hay que
llenar ese vacío.
Cuando la
palabra dicha no tiene el respaldo de la palabra pensada es un sonido vacuo. Es
cuestión de respaldo; espontáneamente la expresión falsa se vuelve insistente,
obsesiva, estridente y no surte efecto.
En cambio, si
hay que decir algo real, transmitir un afecto, una emoción, un pensamiento, una
adhesión, una fidelidad, no hacen falta demasiadas palabras, incluso puede
bastar una mirada.
Detrás del
ruido está la nada y detrás del silencio está el ser. Porque lo que es, se manifiesta
en el silencio.
¿Y qué es “palabra”?
Palabra se dice lógos, en griego, lógos significa pensamiento y palabra. Cada
cosa tiene un sentido y es por ese sentido que podemos comprenderla. Los seres
han sido hechos gracias al Sentido con mayúscula.
Para descubrirlo y penetrar en
él, hace falta silencio. El sentido no se manifiesta sino en el silencio. El
ruido tapa el sentido.
Komar, Emilio. "El silencio en el Mundo". Ed. Sabiduría
Cristina, Buenos Aires, 2006. Extractos.
Imágenes: Repin, Ilya. "Tolstoi arando"; Borda Adrián. (..).
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